El diálogo, en cualquiera de sus formas o manifestaciones, es esencial para la convivencia humana.

El progreso de la civilización está ligado a la aparición y el desarrollo de las ciudades, en las que la vida comunitaria se ordena alrededor de instituciones y estructuras extraordinariamente elaboradas. La división del trabajo permite un avance sin igual en la producción de bienes, que por primera vez puede ir más allá de la simple lucha por los alimentos. Se desarrolla así la artesanía, la escritura y una "ciencia" incipiente, pues no todo el mundo tiene que producir ya su propio sustento.
Este innegable proceso, sin embargo, convierte a los ciudadanos en dependientes unos de los otros, pues la ciudad funciona tan solo si cada cual ejerce adecuadamente su papel, y exige un sofisticado sistema de cooperación. Por ello, el hombre pasa a ser político: la organización y el respeto mutuos son, a partir de este momento, lo más urgente y necesario para todos los ciudadanos.

lunes, 13 de febrero de 2012

El acto de votar puede parecer a veces banal pero tiene un valor extraordinario. Mediante su voto, el ciudadano expresa su voluntad como miembro del colectivo social en el que comparte su vida y su trabajo con los demás ciudadanos. La participación en las votaciones es la base de la democracia.

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