La buena educación, la urbanidad, permite un comportamiento respetuoso en todos nuestros actos sociales:
- Ser deferentes con los demás, amables, aprender a emplear unos modales correctos durante el acto social de la comida, ya sea en nuestro propio hogar o en sitios públicos.
- El saludo es también un medio de comunicación con los demás, y debemos darle importancia, dar la mano, saber hablar con los demás, y, lo que quizás sea más importante, saber escuchar.
- Ceder el asiento a personas de edad, o a las mujeres embarazadas y las personas disminuidas, no gritar en los lugares públicos, tener cuidado en el aseo personal, son otros tantos modos de hacer fácil y agradable la vida de los demás.
- Limitar el uso de la voz y del ruido en los espectáculos y locales públicos, sobre todo en aquellos que exigen atención, como el cine o el teatro (aunque se produzcan al aire libre), o concentración por parte de los participantes, como algunas pruebas atléticas o deportes como el tenis, por ejemplo.
- Las conductas de superioridad, los comportamientos que provocan inseguridad en los demás, o que les ponen en ridículo ante el grupo, o que impiden el normal desarrollo de las actividades.
- La broma desmedida, el mal humor incontrolado, los silencios prolongados sin causa aparente, la demanda constante de atención, las bromas fuera de lugar, las trampas en el juego, etcétera.
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