El diálogo, en cualquiera de sus formas o manifestaciones, es esencial para la convivencia humana.

El progreso de la civilización está ligado a la aparición y el desarrollo de las ciudades, en las que la vida comunitaria se ordena alrededor de instituciones y estructuras extraordinariamente elaboradas. La división del trabajo permite un avance sin igual en la producción de bienes, que por primera vez puede ir más allá de la simple lucha por los alimentos. Se desarrolla así la artesanía, la escritura y una "ciencia" incipiente, pues no todo el mundo tiene que producir ya su propio sustento.
Este innegable proceso, sin embargo, convierte a los ciudadanos en dependientes unos de los otros, pues la ciudad funciona tan solo si cada cual ejerce adecuadamente su papel, y exige un sofisticado sistema de cooperación. Por ello, el hombre pasa a ser político: la organización y el respeto mutuos son, a partir de este momento, lo más urgente y necesario para todos los ciudadanos.

viernes, 24 de febrero de 2012

La intimidad respetuosa.

Entender bien la propia sexualidad significa practicarla y disfrutarla de forma segura y respetuosa con los demás, pues el sexo no es ni debe ser una agresión, una forma de olvidarse de la otra persona y convertirla en un objeto. Debe ser, en cambio, una forma de acercarse a la otra persona y de respetarla todavía más, porque las relaciones sexuales adquieren mayor plenitud cuando son manifestación del interés, el aprecio, la valoración y el respeto a la identidad y la libertad del otro.

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