El diálogo, en cualquiera de sus formas o manifestaciones, es esencial para la convivencia humana.

El progreso de la civilización está ligado a la aparición y el desarrollo de las ciudades, en las que la vida comunitaria se ordena alrededor de instituciones y estructuras extraordinariamente elaboradas. La división del trabajo permite un avance sin igual en la producción de bienes, que por primera vez puede ir más allá de la simple lucha por los alimentos. Se desarrolla así la artesanía, la escritura y una "ciencia" incipiente, pues no todo el mundo tiene que producir ya su propio sustento.
Este innegable proceso, sin embargo, convierte a los ciudadanos en dependientes unos de los otros, pues la ciudad funciona tan solo si cada cual ejerce adecuadamente su papel, y exige un sofisticado sistema de cooperación. Por ello, el hombre pasa a ser político: la organización y el respeto mutuos son, a partir de este momento, lo más urgente y necesario para todos los ciudadanos.

viernes, 24 de febrero de 2012

El mantenimiento del vehículo propio en buenas condiciones de funcionamiento, realizando sencillas revisiones periódicas, es una muestra de civismo, de prudencia y de respeto a la naturaleza, ya que un vehículo en condiciones es menos peligroso. Por otra parte, los niños tienen derecho a jugar, pero en la vía pública esta actividad puede entrar en conflicto con los intereses y derechos de los demás ciudadanos o causar molestias a sus vecinos. La convivencia pasa siempre por un pacto entre todas las partes en conflicto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario